En esta época, las máquinas han invadido nuestras vidas y somos facilmente confundidos por máquinas, máquinas que trabajan, máquinas generadoras de dinero, máquinas inagotables.
Las máquinas han querido sustituir al hombre en muchos sentidos, una máquina que al "ver" imita al ojo humano, los microscopios. Se abre una discusión sobre las diferencias o similitudes entre el instrumento y el organo. Existen equivalentes entre el oído y un telefono y un microscopio y un ojo, el problema real no es el de una máquina que al "ver" imita un ojo, si no que debemos pensar desde el punto de vista de las funciones.
En muchos casos las máquinas han perfeccionado al hombre, han sido una extensión de éste, pero nunca han podido igualar el cerebro humano. Lo que nos diferencía de las máquinas es nuestra capacidad de razocinio y es lo que ahora nos tiene frente a un espejo, la máquina como espejo del hombre.
Hemos permitido que las máquinas y la tecnología se apropien de nosotros y de nuestra vida, para comunicarnos necesitamos un telefono, una computadora, para cocinar necesitamos un horno y no es suficiente el fuego, ahora usamos microondas.
Miremonos en ese espejo, observemos a las máquinas que limitan nuestra capacidad de sentir, de reflexionar y analizar, de querer y satisfacer. Dejemos esa sed insaciable, ese deseo inagotable, esa sensación que nos provee un agente externo de infititud y miremos ese infinito que hay dentro de nosotros y la finitud que hay afuera y que nos enseña nuestro cuerpo.
Miremos al hombre como espejo del hombre y dejemos de ser máquinas insaciables...
guau!!!ana vi las fotos re interesante. me dan muchas ganas de ver lo que haces !!!me pone muy feliz por vos que se te cumpla todo lo que soñas. te quiero mucho sabri
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